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En esta segunda parte, vamos a ver en qué orden servir las diferentes botellas de las que dispongamos para esa comida/cena de celebración. Además, veremos algunos consejos sobre cómo maridar dichos vinos.

¿En qué orden sirvo las diferentes botellas?

El orden es importantísimo, en este caso, el orden de los factores sí afecta, ya que puede ocurrir que saquemos primero un vino muy potente y seguido un vino más ligero y que cuando estemos bebiendo este último nos acordemos del anterior y lamentaremos no haber invertido el orden.

Pues bien, como norma general y según el orden clásico, primero beberemos vinos más vivos y ligeros y después mas potentes y estructurados:

  • Para empezar, según esta teoría, primero los espumosos secos (aunque en celebraciones navideñas la mayoría lo toma al final y en nuestra casa también)
  • Vino blanco seco
  • Vino blanco intenso o un tinto ligero. Es decir, aquí irían los vinos jóvenes.
  • Vino tinto intenso. Crianzas, reservas, grandes reservas…
  • Vino dulce, como postre.

¿Con qué maridamos nuestro vino?

Un buen plato acompañado con un vino con el que maride bien, mejora a ambos, haciendo un conjunto perfecto. Sin embargo, si la mezcla resulta no ser adecuada, se ignoran, o se devalúan ambos.

Si queremos evitar que esto ocurra, lo mejor es probar antes el vino, cerca de las cacerolas, y luego en el plato, saborearlo para ver cómo se comporta el vino. No olvidemos que el maridaje de sabores es algo subjetivo, lo que me vale a mí, puede no valerle a otro.

Si no te apetece hacer experimentos y mezclas, voy a contarte algunos de los clásicos maridajes que se suelen hacer:

  • Vinos blancos jóvenes sencillos, fáciles de beber: aperitivos y entrantes muy ligeros
  • Con vinos blancos más intensos: pescados (lenguado, lubina, rodaballo); Mariscos y crustáceos: mejillones, ostras, vieiras, gambas, langosta…; ensaladas; algunas mousses; queso fresco; aves: pollo, gallina, pavo, conejo…

  • Blancos fermentados en barrica: quesos ahumados, verduras, carnes blancas, algunos arroces.
  • Vino rosado: Verduras; pastas; arroces; quesos suaves; tortillas; salmón a la parrilla…
  • Con vinos tintos jóvenes: Charcutería: carnes a la barbacoa, costilla de cerdo marinada, salchicha de cordero, chistorra, butifarra…; quesos semicurados; pescados azules, algunas carnes blancas, algunas carnes rojas asadas, como cabrito o cordero; pescados en salsa, como el bacalao…
  • Vino crianza: carnes rojas (buey, entrecot, filete, solomillo, hamburguesa, steak tartar); Cordero (pierna, paletilla); Algunos guisos y casquería.

  • Vinos reservas y grandes reservas: Caza (jabalí, ciervo, faisán); Guisos muy elaborados y sutiles.
  • Vinos generosos (finos y manzanillas): aperitivos, salmorejo, ahumados, pescados cocidos o a la plancha, mariscos.
  • Vinos dulces: postres de frutas, tartas, crema pastelera, foie y patés.

Otros consejos de maridaje

  • Frente a un alimento emblemático de un lugar, servirlo si se puede y es de nuestro gusto, con un vino del mismo lugar. Algunos ejemplos: unas alubias a la riojana con un rioja; un buen marisco gallego con un Albariño; un blanco del Levante con una paella, un chucrut con un riesling de Alsacia, un Champagne Francés con unas ostras de Arcachon…

  • La Regla de oro: elegir sabores próximos para vinos y platos. Si tenemos un plato ligero y delicado, usaremos un vino ligero; un plato graso, con un vino graso. De esta forma, un vino de sabores fuertes, lo serviremos con un vino intenso, uno que aguante al plato.

Alimentos enemigos del vino

Hay alimentos que no sólo no maridan con el vino, si no que además le perjudican. Algunos de ellos son:

  • La vinagreta. Mata al vino completamente.
  • Los platos de hortalizas y vegetales crudos.
  • El diente de ajo. Por su fuerte sabor e intensidad hace añicos el vino.
  • La alcachofa, la endivia, los puerros y las espinacas, tampoco le vienen demasiado bien.

Tampoco es buena idea mezclar un blanco seco con un postre dulce, ya que el vino se volverá duro ante el azúcar y agrede al postre. O  un vino tinto tánico con pescados o crustáceos, ya que el pescado le da mal gusto a los taninos.

Espero que os haya gustado y sobre todo que os sea útil de cara a las celebraciones de comienzo y fin de año 🙂